miércoles, 11 de abril de 2012


¡ LLEGA EL CINE A GRANADA ¡

El cinematógrafo de los hermanos Lumiere, se había presentado en las fiestas de San Isidro de Madrid de 1896, ese mismo año, en agosto y septiembre, ya hubo proyecciones del Kinetógrafo de Edison en Granada en la terrraza del Teatro Principal (Teatro Cervantes con posterioridad).
En sus orígenes el cine, presenta un carácter ambulante, los dueños de los proyectores como un feriante más, acudía a las distintas ferias de las ciudades con sus atracciónes.




En las navidades de 1902, el empresario Emilio Pascual Marcos, “Pascualini”, instala su barraca en el Embovedado para pasar más tarde a instalarse en la calle Gran Via de Colón, en la esquina derecha, según se entraba por la calle de Reyes Católicos.

Muy cerca estaba la barraca de otro cinematógrafo, el Luz Edén, también en la Gran Via pero en el lateral izquierdo.




Existían dos tipos de localidades: preferencia, con sillas de anea; y general, con bancos corridos de madera. Una voz de hombre explicaba presurosamente las escenas de la cinta, mientras un piano o piola desgranaba acelerados o lentos compases, según lo que ocurría en la pantalla.



En palabras del historiador Melchor Fernández Almagro:


“…un órgano extraño y grandote, a la entrada de la barraca, de estruendosa trompetería, con una figura, de madera o de lo que fuese,
representando a un director de orquesta con barbita de lado a lado, entre columnas salomónicas pintadas de purpurina, que giraban
incesantemente, con lo que todo aquel pintoresco y descomedido retablo musical inducía ya a la estupefacción… ¡Vayan pasando,
señores! ¡vayan pasando!… Otro, en el interior, explicaba, a grandes
voces, lo que sucedía en el lienzo a veces mal encuadrado y cortándose
la proyección en dos mitades…Cierra los ojos de cuando en cuando,
que el cinematógrafo sienta mal a la vista…”.             

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