¡ LLEGA EL CINE A GRANADA ¡
El cinematógrafo de los hermanos Lumiere, se había
presentado en las fiestas de San Isidro de Madrid de 1896, ese mismo año, en
agosto y septiembre, ya hubo proyecciones del Kinetógrafo de Edison en Granada
en la terrraza del Teatro Principal (Teatro Cervantes con posterioridad).
En sus orígenes el cine, presenta un carácter ambulante,
los dueños de los proyectores como un feriante más, acudía a las distintas
ferias de las ciudades con sus atracciónes.
En las navidades de 1902, el empresario Emilio Pascual
Marcos, “Pascualini”, instala su
barraca en el Embovedado para pasar más tarde a instalarse en la calle Gran Via
de Colón, en la esquina derecha, según se entraba por
la calle de Reyes Católicos.
Muy cerca estaba la barraca de otro
cinematógrafo, el Luz Edén, también
en la Gran Via pero en el lateral izquierdo.
Existían dos tipos de localidades: preferencia, con
sillas de anea; y general, con bancos corridos de madera. Una voz de hombre
explicaba presurosamente las escenas de la cinta, mientras un piano o piola
desgranaba acelerados o lentos compases, según lo que ocurría en la pantalla.
En palabras del historiador Melchor Fernández Almagro:
“…un órgano extraño y grandote, a
la entrada de la barraca, de estruendosa trompetería, con una
figura, de madera o de lo que fuese,
representando a un director de
orquesta con barbita de lado a lado, entre columnas salomónicas
pintadas de purpurina, que giraban
incesantemente, con lo que todo
aquel pintoresco y descomedido retablo musical inducía ya a la
estupefacción… ¡Vayan pasando,
señores! ¡vayan pasando!… Otro,
en el interior, explicaba, a grandes
voces, lo que sucedía en el
lienzo a veces mal encuadrado y cortándose
la proyección en dos
mitades…Cierra los ojos de cuando en cuando,
que el cinematógrafo sienta mal a la vista…”.
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